jueves, 7 de febrero de 2013

Soneto Palito Uve

Confiésame princesa
lo que oculta tu antifaz,
que ya no soporto más
su seductora belleza.

Atácame, mi dama
con tu verdad más dura.
Que tu arma sea tan pura
como sus balas de plata.

Cuando no la busqué, ella vino a mí.
Y en el confesionario de mi oído
relajó ya del todo su pose.

Se deshizo de su prisión así.
Del disfraz que la había oprimido,
solo quedó vivo un broche.

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