domingo, 12 de mayo de 2013

Soneto Uve Palito

Paseando por la calle
rodeado del frío invernal,
cuando notas un detalle:
esta empezando a nevar.

Como los niños pequeños
compruebas su sabor,
ese sabor tan tierno:
el sabor de la ilusión.

Ilusiones que se posan
en el cristal de la ventana
y con tiempo se desvanecen.

Pero las que de verdad importan,
se acumulan en el cristal, cuajan
y por siempre permanecen.

jueves, 9 de mayo de 2013

Soneto Uve Tres Palitos

Deja que otro dé sentido a tu vida
Intenta que esa persona esté a tu lado.
Si solo consigues una herida,
No te preocupes: has amado.

Saca tu sonrisa mejor abrillantada,
Demuéstrale que puedes ser delicado.
Si ella no queda conquistada,
No te preocupes: has amado.

Ama -¡ya!- a toda costa,
Busca a tu alma gemela
Aunque sea de apariencia tosca.

Que en toda la tierra entera
No hay tristeza más honda
Que huir de la amada verdadera.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Soneto Uve Dos Palitos

Cuando la vida golpea
O te enfrenta a nuevos retos,
No hay reacción buena;
Solamente actos reflejos.

Estallido de cólera,
Ahogo para el desahogo,
Intentar cruzar la frontera,
Cerrar muy fuerte los ojos.

Ni furia, ni bebida,
Ni ceguera ni huida.
Esas no son las salidas.

Lo que de verdad vale
Es esperar tras levantarse
A que la vida vuelva a tumbarte.

jueves, 7 de febrero de 2013

Soneto Uve

Mientras sigo encerrado
entre los muros de lo socialmente correcto,
sólo pienso en sacar los pies del tiesto
y dejar de estar domesticado.

Seguir mis emociones, seguir mis impulsos:
seguir de una vez los designios de mi alma
y esgrimir, poderosa y sincera, la espada
de mis sentimientos en estado puro.

Pero sólo puedo seguir esperando,
dejar que de mí huya el tiempo,
mientras ruego por sentirme por fin amado.

Porque lo que de verdad me da mïedo
es verme juzgado y a muerte condenado
por liberar ante tu jurado un: "Te quiero.".

Soneto Palito Uve

Confiésame princesa
lo que oculta tu antifaz,
que ya no soporto más
su seductora belleza.

Atácame, mi dama
con tu verdad más dura.
Que tu arma sea tan pura
como sus balas de plata.

Cuando no la busqué, ella vino a mí.
Y en el confesionario de mi oído
relajó ya del todo su pose.

Se deshizo de su prisión así.
Del disfraz que la había oprimido,
solo quedó vivo un broche.