Paseando por la calle
rodeado del frío invernal,
cuando notas un detalle:
esta empezando a nevar.
Como los niños pequeños
compruebas su sabor,
ese sabor tan tierno:
el sabor de la ilusión.
Ilusiones que se posan
en el cristal de la ventana
y con tiempo se desvanecen.
Pero las que de verdad importan,
se acumulan en el cristal, cuajan
y por siempre permanecen.
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